Los cultivadores de la música sagrada, dedicándose con renovado impulso a un sector de tan vital importancia, contribuirán a la maduración de la vida espiritual del pueblo de Dios (San Juan Pablo II).


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jueves, 5 de enero de 2012

LA NAVIDAD Y LA MUSICA LITURGICA

Por: P. Miguel A. Trinidad Fonseca  


     La Navidad es un tiempo litúrgico que merece ser trabajado no sólo en cuanto a la decoración y la predicación, sino también en lo concerniente a la música. Habiendo compartido en EL VISITANTE del pasado 28 de noviembre diversos puntos sobre la música en el Adviento, sería formidable hacer lo propio sobre la Navidad repasando algunas cosas referentes a este hermoso tiempo de nuestra liturgia:


A.    La Navidad


     En la tarde del 24 de diciembre comenzaremos el Tiempo de Navidad. Con la Navidad celebramos el misterio de Dios que se humaniza para divinizarnos. Su encarnación nos diviniza (=salva). En Oriente la Navidad se celebra el 6 de enero, y el enfoque no es tanto encarnacionista, sino uno más bien epifánico: El Verbo encarnado se manifiesta al mundo. Nuestra liturgia celebra cada 6 de enero la solemnidad de la Epifanía (=manifestación), pues se trata de un elemento clave en el misterio de la Navidad. No celebramos un mero cumpleañitos: celebramos un MISTERIO, el misterio de Dios que se encarna y se manifiesta a toda carne.  
     El color litúrgico es el blanco (= fiesta, alegría). Su duración es muy breve: de 2 a 3 semanas. La división de este tiempo fuerte  es la siguiente:


1)         Octava de Navidad. No nos conformamos con el 25 de diciembre, sino que prolongamos ese 25 de diciembre hasta el 1 de enero. Es “un  día de ocho días”, conocidos como la Octava de Navidad. En algunos de estos días celebramos diversos aspectos del misterio de la Navidad a la luz de algunos santos especiales:

a.       26 de diciembre: Fiesta de San Esteban, protomártir. Renació en Cristo derramando su sangre como Él. Es una forma de hacer renacer a Cristo.
b.      27 de diciembre: Fiesta de San Juan, Evangelista: Renació en Cristo dando a conocer su Buena Nueva. Es otra forma de hacer renacer a Cristo.
c.       28 de diciembre: Fiesta de los Santos Inocentes: Renacieron en Cristo dejándose confundir con Él. Otra forma de hacer renacer a Cristo.
d.      El domingo después de Navidad: Fiesta de la Sagrada Familia. Celebramos el misterio del Verbo divino que se integra a la familia humana, divinizándola.
e.       1 de enero: SOLEMNIDAD DE SANTA MARIA, MADRE DE DIOS: María fue verdadera Madre de Dios al dar a luz al Verbo Encarnado.


2)         Desde el 2 hasta el 5 de enero. Seguimos contemplando el misterio de la encarnación.
3)         Desde el 6 de enero (Solemnidad de la Epifanía) hasta el domingo siguiente (Fiesta del Bautismo de Señor). La Navidad es la manifestación de Dios a todos los hombres. En estos días vemos a Jesús manifestándose al mundo y al Padre manifestando al Hijo (Bautismo del Señor). Con la fiesta del Bautismo del Señor finaliza el Tiempo de Navidad.





B.     La música para el tiempo de Navidad



     ¿Qué sería la Navidad sin sus villancicos? Y más en nuestro Puerto Rico… Aunque tenemos un gran repertorio navideño, hay que recordar y recalcar que no todos estos cantos son idóneos o apropiados para el culto divino. Recordemos que las parrandas navideñas no se cantan en la Misa o en otra acción litúrgica. Hay que ver la calidad de los textos y no solo los ritmos. La Navidad es el tiempo litúrgico más breve, pero es el segundo más importante después de la Pascua (Cf. Normas universales para el año litúrgico #32) y merece toda nuestra dedicación y respeto.

     Comparto con los encargados de los ministerios musicales de nuestras comunidades algunos consejos de utilidad que se pueden tomar en cuenta a la hora de planificar lo concerniente a la música litúrgica en la Navidad:



    1. Revisar nuestro repertorio navideño y seleccionar los cánticos verdaderamente apropiados para la Liturgia y dejar los demás para otras circunstancias navideñas (parrandas, fiestas, etc.).
    2. Esforzarse por aprender al menos cada dos años al menos un cántico litúrgico para la Navidad y enseñarlo a la asamblea. Es bueno tener un repertorio litúrgico relativamente amplio para la Navidad, aunque estemos hablando de un tiempo breve.
    3. Tener cánticos del Ordinario propios para la Navidad (Señor, ten piedad, Gloria, Santo y Cordero de Dios), sin olvidar que el texto oficial en español de estos cánticos debe ser tal y como aparece en el misal romano. Estos cánticos podrían ser los mismos que entonamos en las Misas de Aguinaldo.
    4. Lo ideal es que tengamos un buen repertorio para que los 4 cantos procesionales sean de Navidad y no del Tiempo Ordinario.

Que la música navideña en nuestras liturgias redunde en un ennoblecimiento de las mismas en nuestras respectivas comunidades.


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