Al tiempo de Navidad le sigue el Tiempo Ordinario, tiempo que se interrumpe el martes previa al Miércoles de Ceniza, día que marca el inicio de la Cuaresma. Con este tiempo penitencial la liturgia adquiere otra
tónica y la música -obviamente- no puede ir en otra dirección. Para beneficio de nuestros
ministerios de música comparto algunas cosas referentes a este tiempo
penitencial de nuestra Iglesia:
El
tiempo de Cuaresma está ordenada a la preparación de la Pascua: la liturgia
cuaresmal prepara…tanto a los catecúmenos (=los adultos que se preparan
para ser bautizados) como a los fieles
que recuerdan el bautismo y hacen penitencia (Normas universales sobre
el año litúrgico –NUAL- 27). Su duración es desde el Miércoles de Ceniza
hasta el Jueves Santo, antes de la Misa de la Cena del Señor. Se compone de
cinco domingos más el Domingo de Ramos: unas seis semanas. El color litúrgico
es el morado (=penitencia). La Cuaresma se divide en 3 etapas:
1.
Desde el Miércoles de ceniza hasta el sábado después de ceniza: tiempo que sirve de
introducción para la Cuaresma.
2.
Las cinco semanas siguientes con sus respectivos domingos: los primeros dos domingos de
Cuaresma siempre escuchamos los relatos de las tentaciones del Señor en el
desierto y la transfiguración, respectivamente. Estas semanas constituyen el
núcleo de la Cuaresma. La quinta semana tiene un carácter más penitencial y nos
prepara para la...
3.
Semana Santa: Comienza el Domingo de Ramos y culmina el Domingo de Resurrección.
Los cantos en las
celebraciones (cuaresmales), y especialmente en la Misa, así como en
los ejercicios piadosos, han de ser conformes al espíritu de este tiempo y
corresponder lo más posible a los textos litúrgicos (NUAL 19). A la hora de
seleccionar los cantos hay que tener este principio en cuenta. ¿Por qué no
esforzarnos en aprender cánticos exclusivamente cuaresmales y dejar los demás
para sus respectivos momentos? Así como los signos cuaresmales han de florecer
en nuestros templos (manteles morados, ausencia de flores...) igualmente su música tiene que envolvernos en la mística
de este tiempo penitencial. No olvidemos que en los domingos de Cuaresma no
cantamos el himno del “Gloria”, aunque sí en las solemnidades de San José y la
Anunciación. No cantamos el Aleluya en la Cuaresma, nosoquiera en las solemnidades mencionadas (Cf. NUAL 28). La
Iglesia recomienda cantar las letanías de los santos como cántico de entrada en
el primer domingo de Cuaresma, siguiendo la antiquísima tradición de las
estaciones romanas, invocando a aquellos que se asociaron a la pasión de Jesús
aquí en la tierra y ahora gozan eternamente en la Jerusalén del Cielo (Cf. NUAL
23).
De Música Sacra 81 (Pío XII, del 1958) prohibió el uso de
los instrumentos musicales en Cuaresma y Adviento. Músicam Sacram 66 (del
1967) permitió el uso de instrumentos musicales sólo para sostener el canto (o
sea, no deben usarse si no es con las voces), excepto en el cuarto domingo de
Cuaresma, fiestas y solemnidades que coincidiesen con este tiempo, en donde se
puede recurrir a la música instrumental. Sería muy bueno, durante la Cuaresma,
restringir el uso de instrumentos musicales al mínimo (quizás una guitarra),
sólo para sostener el canto, por no proponer el eliminar los instrumentos
musicales, convirtiendo esta eliminación temporera en un signo de austeridad penitencial en
la liturgia misma y en un elemento pedagógico para la comunidad, pues este signo está en función de la alegría
que ha de caracterizar la Pascua. Si en Cuaresma tenemos cantos con muchos
instrumentos y/o cantos que entonamos en cualquier momento del año, ¿qué
diferencia estamos transmitiendo en nuestras liturgias entre la Cuaresma y el
resto del año litúrgico? (Cf. Ceremonial de Obispos 236). La austeridad cuaresmal ha de reflejarse
también en la música.
Además de lo ya expuesto, comparto algunas
ideas que muy bien podríamos poner en práctica.
1.
Esforzarse
por aprender cada año un cántico exclusivamente cuaresmal y enseñarlo a la
asamblea.
2.
Tener
cánticos del Ordinario (Señor, ten piedad; Santo; Cordero, etc.) y cánticos
procesionales (entrada, ofertorio, comunión y salida) propios y exclusivos para
la Cuaresma, de modo que sirvan de “indicadores” de la misma.
3.
Algunos
liturgistas sugieren el no cantar el cántico de salida, como señal de
penitencia. Es una posibilidad viable.
4.
El
cuarto domingo de Cuaresma es conocido como el “Domingo Lætare” (del gozo). Sería bueno conseguir o componer algún cántico
cuaresmal que toque el tema de la alegría. Cuaresma / Penitencia no es
sinónimo de Tristeza. La Cuaresma nos lleva hacia la Pascua. En ese domingo, como ya expuse, podemos servirnos música instrumental y de música más festiva. Se trata de un anticipo de la Pascua.
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