LA MUSICA LITURGICA EN LA
SEMANA SANTA: EL DOMINGO DE RAMOS EN LA PASION DEL SEÑOR
Durante la
Semana Santa, la Iglesia celebra los misterios de salvación actuados por Cristo
en sus últimos días de su vida, comenzando por su entrada mesiánica de
Jerusalén[1]. La Semana Santa, pues, comienza con el Domingo de Ramos en la
Pasión del Señor. Abundemos un poco sobre este domingo:
- La liturgia del Domingo de Ramos en la Pasión del Señor
Esta celebración comprende a la vez el presagio del triunfo real de Cristo y el anuncio
de la Pasión[2].
La liturgia de este día tiene dos partes básicas: La conmemoración de la
entrada del Señor en Jerusalén y la Misa como tal: La procesión que esta
liturgia prescribe es memoria de aquella entrada triunfal del Mesías en la
Cuidad Santa de Jerusalén, donde los niños hebreos, llevando ramos, cantaban “hosanna”.
Durante esa primera parte de la liturgia del Domingo de Ramos escuchamos el
relato de la entrada del Señor en Jerusalén según el Evangelio del ciclo litúrgico
en que se esté (A, B o C). La Misa de este día
(oraciones, lecturas, prefacio), hace alusión no a la entrada del Señor en
Jerusalén, sino a la Pasión del Señor. Se proclama la lectura de la Pasión
según el Evangelio del ciclo correspondiente.
- Los cantos para esta
celebración
La procesión de los ministros
para iniciar la conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén es
acompañada por un cántico de entrada. El Misal Romano nos presenta una antífona
a la que muy bien podríamos recurrir con alguna musicalización ya existente u
otra. Los otros cánticos de esta parte de la celebración acompañan la procesión
conmemorativa. Durante la procesión, los
cantores y el pueblo cantan los cantos indicados en el Misal Romano, como son
el salmo 23 y el salmo 46, y otros cantos apropiados en honor de Cristo Rey[3]. También
el Misal ofrece un hermoso himno a Cristo Rey no bíblico. Se recomienda que estos
cánticos sean unos que se entonen solamente
en esta procesión y no en ninguna otra celebración litúrgica del año, de
tal modo que estos cánticos sirvan de indicadores del Domingo de Ramos[4].
Es conveniente que el cántico
que precede al Evangelio (no se canta el ALELUYA) sea el que aparece en el
leccionario[5].También
se recomienda el canto de la Pasión según del Evangelista propio del ciclo en
que se esté[6].
Los demás cánticos procesionales
de la Misa (procesión de las ofrendas, comunión y salida) deben aludir a la
Pasión del Señor. Ojalá cada año los ministerios musicales de nuestra Iglesia
se sigan esmerando en nutrir sus repertorios con música verdaderamente
litúrgica, apta para el culto divino.
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