Los cultivadores de la música sagrada, dedicándose con renovado impulso a un sector de tan vital importancia, contribuirán a la maduración de la vida espiritual del pueblo de Dios (San Juan Pablo II).


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sábado, 17 de marzo de 2012


LA MUSICA LITURGICA EN LA SEMANA SANTA: EL DOMINGO DE RAMOS EN LA PASION DEL SEÑOR


     Durante la Semana Santa, la Iglesia celebra los misterios de salvación actuados por Cristo en sus últimos días de su vida, comenzando por su entrada mesiánica de Jerusalén[1]. La Semana Santa, pues, comienza con el Domingo de Ramos en la Pasión del Señor. Abundemos un poco sobre este domingo:

  1. La liturgia del Domingo de Ramos en la Pasión del Señor

     Esta celebración comprende a la vez el presagio del triunfo real de Cristo y el anuncio de la Pasión[2]. La liturgia de este día tiene dos partes básicas: La conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén y la Misa como tal: La procesión que esta liturgia prescribe es memoria de aquella entrada triunfal del Mesías en la Cuidad Santa de Jerusalén, donde los niños hebreos, llevando ramos, cantaban “hosanna”. Durante esa primera parte de la liturgia del Domingo de Ramos escuchamos el relato de la entrada del Señor en Jerusalén según el Evangelio del ciclo litúrgico en que se esté (A, B o C). La Misa de este día (oraciones, lecturas, prefacio), hace alusión no a la entrada del Señor en Jerusalén, sino a la Pasión del Señor. Se proclama la lectura de la Pasión según el Evangelio del ciclo correspondiente.


  1. Los cantos para esta celebración

     La procesión de los ministros para iniciar la conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén es acompañada por un cántico de entrada. El Misal Romano nos presenta una antífona a la que muy bien podríamos recurrir con alguna musicalización ya existente u otra. Los otros cánticos de esta parte de la celebración acompañan la procesión conmemorativa. Durante la procesión, los cantores y el pueblo cantan los cantos indicados en el Misal Romano, como son el salmo 23 y el salmo 46, y otros cantos apropiados en honor de Cristo Rey[3]. También el Misal ofrece un hermoso himno a Cristo Rey no bíblico. Se recomienda que estos cánticos sean unos que se entonen solamente en esta procesión y no en ninguna otra celebración litúrgica del año, de tal modo que estos cánticos sirvan de indicadores del Domingo de Ramos[4].

     Es conveniente que el cántico que precede al Evangelio (no se canta el ALELUYA) sea el que aparece en el leccionario[5].También se recomienda el canto de la Pasión según del Evangelista propio del ciclo en que se esté[6].

     Los demás cánticos procesionales de la Misa (procesión de las ofrendas, comunión y salida) deben aludir a la Pasión del Señor. Ojalá cada año los ministerios musicales de nuestra Iglesia se sigan esmerando en nutrir sus repertorios con música verdaderamente litúrgica, apta para el culto divino.





[1] (Carta circular sobre las fiestas pascuales –CCFP- 27)
[2] (Ib. 28)
[3] (Ib. 32, cf. Misal Romano: “Domingo de Ramos en la Pasión del Señor 9)
[4] (cf. CCFP 42)
[5] Cristo, por nosotros…
[6] (cf. Ib. 33)

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