Los cultivadores de la música sagrada, dedicándose con renovado impulso a un sector de tan vital importancia, contribuirán a la maduración de la vida espiritual del pueblo de Dios (San Juan Pablo II).


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jueves, 10 de abril de 2014

ALGUNOS PUNTOS SOBRE EL TRIDUO PASCUAL

El centro de toda la vida de la Iglesia en la obra salvadora de nuestro Redentor, su Pasión, Muerte y Resurrección. Ese acontecimiento pascual se conmemora en la liturgia de la Iglesia de manera muy  solemne en el Triduo Pascual, los tres días (de ahí lo de triduo) más importantes del año litúrgico. El  Triduo comienza en la tarde del Jueves Santo hasta la tarde del Domingo de Resurrección.

 
Jueves Santo: Con la Misa vespertina del Jueves Santo (Missa in coena Dómini) comienza el Triduo Pascual,  conmemorando la institución de la Eucaristía, del Sacerdocio y del mandamiento nuevo. En esta Misa se hace el lavatorio de los pies, conmemorando ese gesto de Cristo para con sus apóstoles.  En esa Misa se consagran las hostias que se distribuirán en la celebración del día siguiente. El Cuerpo de Cristo se reserva en una capilla que tiene ese único fin: conservar el Cuerpo de Cristo para el día siguiente. Antiguamente se recordaba en esas horas a Cristo en el sepulcro, por lo que se le llamaba “sepulcro” o “monumento” al sagrario. Actualmente, atendiendo a la función del sagrario en ese momento, el nombre más correcto es el de lugar de la reserva (Cf. Directorio  sobre la piedad popular y la liturgia 141;  Carta sobre las fiestas pascuales, 55).

 
Viernes Santo: se conmemora la muerte de Cristo. No se celebra la Eucaristía, sino una liturgia  especial llamada “Celebración de la Pasión del Señor”, celebracièn que consta de tres partes, a saber: la liturgia de la Palabra, la adoración a la Cruz y el rito de Comunión.

 
Sábado Santo: Durante el Sábado Santo, la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su pasión y muerte, su descenso a los infiernos, y esperando, en la oración y el ayuno, su resurrección (Carta sobre las fiestas pascuales 73). Pueden ser expuestas en la iglesia...la imagen de Cristo crucificado, o en el sepulcro, o descendiendo a los infiernos, ya que ilustran el Sábado Santo (Ib 74). Antiguamente a este sábado se le llamaba “Sábado de Gloria”, pues las festividades pascuales se adelantaban a la mañana de este día. Desde la reforma del Papa Pío XII (1955), la celebración de la resurrección del Señor se celebra en la noche que va desde el sábado hasta el Domingo de Pascua. Por lo tanto, el término “sábado de gloria” está completamente   obsoleto desde antes del Vaticano II (1963-65). Hay que distinguir entre el Sábado Santo en sí, en donde esperamos la resurrección contemplando a Cristo muerto y descendiendo a los infiernos, y la Vigilia Pascual, en donde iniciamos la gran fiesta de Cristo resucitado. La Vigilia Pascual no se celebra el Sábado Santo (pues no es parte del Sábado Santo en sí), sino en la Víspera del Domingo de Resurrección.

 
Domingo de Resurrección: Con la Vigilia Pascual comenzamos la celebración de la resurrección del Señor. Toda la celebración de la Vigilia pascual debe hacerse durante la noche. Por ello no debe escogerse ni una hora tan temprana que la Vigilia empiece antes del inicio de la noche, ni tan tardía que concluya después del alba del domingo (CCFP 78). Celebramos la victoria definitiva de Cristo sobre la muerte y finalizamos el Triduo Pascual (en la tarde). Para la Misa de Pascua se recomienda el rito de la aspersión con el agua bendecida en la Vigilia Pascual (Cf. CCFP 97). Se canta la secuencia “Victimæ paschali laudes” antes del  Evangelio. Se trata del “domingo de los domingos”, el domingo más importante del año, el que da sentido a los demás domingos. Con el rezo de las II Vísperas de Pascua finaliza el Triduo Pascual.

 

 

 

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