1. Procesión
de entrada: dos alternativas:
a. El
sacerdote o diácono puede recibir y saludar a los novios en la entrada del
templo. Acompañado del canto de entrada o del órgano u otro instrumento tocado
de modo festivo (Cf. Ritual del
Matrimonio 188), los ministros van hacia el presbiterio, seguidos de los
novios quienes, según las costumbres locales,
pueden (ser acompañados) por lo menos (por) los padres y dos testigos, hasta el lugar que tienen preparado
(Ib.).
b. El sacerdote o el diácono, con los demás ministros,
van al lugar que les corresponde en el templo. Cuando los novios han llegado a
su lugar en el recinto sagrado, son saludados afablemente por el sacerdote o
diácono. (Cf. Ib 190-192).
·
El directorio litúrgico-musical
“Canto y Música en la Celebración” (CMC) 188 recomienda un canto de entrada que cumpla su misión funcional en vez de
las famosas y mal llamadas “marchas
nupciales”[1]. También, como indica el
mismo Ritual del Matrimonio (RM) 188, se puede recurrir a la música
instrumental[2]. El RM presenta un cántico
de entrada con par de musicalizaciones (RM 524-525).
2. Saludo apostólico y e introducción a la celebración.
3. Oración colecta.
B. Liturgia de la Palabra
1. Se proclaman tres lecturas. Una de ellas ha de hablar
explícitamente del Matrimonio. La primera, como siempre, es tomada del Antiguo
Testamento, salvo en tiempo Pascual, cuando es tomada del Apocalipsis. Después
de la primera lectura viene el salmo responsorial, el cual podría cantarse.
2. Después de las lecturas el ministro predica la homilía.
C. Celebración del Matrimonio
1. Escrutinio: El ministro interroga a los novios acerca de la libertad, la fidelidad y la
aceptación y educación de la prole (RM 200).
2. Consentimiento: Se trata de la parte central de la
celebración del Matrimonio. Hay 4 fórmulas para que los novios expresen dicho
consentimiento:
a. Los novios se reciben mutuamente, expresándose el
consentimiento uno al otro, primero el contrayente, luego la contrayente[3];
b. Manera dialogada: ambos se preguntan (el uno al otro) si
desean ser esposos entre sí; luego se expresan el consentimiento[4];
c. Otra alternativa semejante a la primera.
d. El ministro interroga a los novios, a lo cual
responden en su momento: “sí, quiero”[5].
3. Confirmación del consentimiento: el ministro recibe el
consentimiento en nombre de la Iglesia con una de las fórmulas del RM, seguido
de la aclamación de la asamblea (“Bendigamos al Señor”…”Demos gracias a Dios” u
otra aclamación similar). Esta aclamación presenta varias musicalizaciones en
el RM.
a. El momento más significativo de
la celebración de la boda es “la aclamación litúrgica que el Ritual ofrece” a
continuación de haber manifestado el consentimiento. Es la ratificación gozosa
de la asamblea. Esta aclamación puede ser un canto sencillo o un aleluya de
toda la asamblea, iniciado por el solista.
4. Bendición y entrega de los anillos: el ministro
bendice los anillos. Los esposos se los entregan mutuamente diciendo las
palabras del ritual.
5. Bendición y entrega de las arras: Es opcional. El
ministro bendice las arras, y los esposos se las entregan mutuamente diciendo
las palabras del ritual.
a. Después de la entrega de los anillos o de las arras
(si ha habido entrega de arras), toda la
comunidad puede entonar un himno o canto de alabanza (RM 210). El Ritual
ofrece varias musicalizaciones del siguiente texto: “Cantemos al Señor, que ha
creado y bendecido vuestro amor”.
6. Oración de los fieles: se ora por los nuevos esposos,
por los matrimonios y las familias. La oración se concluye con el Padrenuestro
(si no hay distribución de la sagrada Comunión).
7. Bendición nupcial: el ministro dice sobre los esposos
la oración de bendición. El RM presenta la musicalización de esta bendición,
clara invitación a que se cante (Cf. CMC 187 y 188).
D. Sagrada Comunión (opcional). Si se celebra el rito de
Comunión, se puede entonar, según la
oportunidad, un canto adecuado (RM 220). El RM presenta un canto de
Comunión con varias musicalizaciones (RM 538-541).
E. Conclusión de la celebración
1. Bendición final
a. Después de esta bendición, ya ha finalizado la
celebración litúrgica, pero eso no quita que se mantenga el debido decoro en el
templo. Sería bueno reflexionar hasta qué punto es oportuno utilizar canciones
populares-románticas instrumental o vocalmente mientras se firmas los
documentos del Registro Demográfico y mientras se toman las fotos. Pienso que
el templo no es el lugar apropiado para este tipo de cánticos. Igualmente la
marcha nupcial de salida[6]
podría sustituirse por un cántico de salida apropiado o por música
instrumental, como en la entrada.
[1] La más conocida y usada para la entrada de los novios
es la Marcha Nupcial de Feliz Mendelssohn, incluida en su ópera El
sueño de una noche de verano.
[2] Las bodas ofrecen en la práctica serias dificultades a la hora de
planificar o escoger los elementos musicales que, ayudando a la participación
plena, consciente y activa de los asistentes y potenciando la oración,
enriquezcan con la debida solemnidad los sagrados ritos, dentro de la
cordialidad cristiana. Con unos criterios bien definidos, basados en el debido
juicio litúrgico, musical y pastoral, con un talante paciente, positivo y
abierto, en vez de insistir tozudamente contra las famosas y mal llamadas “marchas
nupciales”, tan disonantes del rito sagrado, se han de sustituir ventajosamente
con unos canos de entrada que cumplan su misión funcional. Es cuestión de
orientar a los contrayentes, ya desde los primeros encuentros en la preparación
de la boda. Y tener ya acostumbrada a la asamblea a que no ha de primar la
preocupación musical sobre la celebrativa (CMC
188).
[3] Dice el novio: “Yo, (Fulano), te recibo a ti,
(Fulana), como esposa, y me entrego a ti, y prometo serte fiel en la
prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad…”. Luego la
novia dice su parte.
[4] Novio: “(Fualana), ¿quieres ser mi mujer?”
Novia: “Si quiero. (Fulano), ¿quieres ser mi
marido?”
Novio: “Sí quiero. (Fualana), yo te recibo
como esposa y prometo amarte fielmente durante toda mi vida.”
Novia: “(Fualano), yo te recibo como esposo y
prometo amarte fielmente durante toda mi vida.”
[5] Ministro: “(Fulano): ¿Quieres recibir a (Fulana),
como esposa, y promotes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad…?”
Novio: “Sí, quiero”.
Luego
el ministro le pregunta lo mismo a la novia.
[6] Es tradicional la Marcha nupcial de
Richard Wagner, parte de su ópera Lohengrin